Inés y la alegría: el
ejército de la Unión Nacional Española y la invasión del valle de Arán, Pirineo
de Lérida, 19-27 de octubre de 1944. De Tusquets Editores es una conmovedora obra de 736 páginas de Almudena Grandes. Publicada en 2013
Esta obra comienza en 1939, en Toulouse, donde Carmen de Pedro es responsable de los
comunistas españoles, diezmados por los fascistas. Carmen se encuentra con
Jesús Monzón, quién contará en 1944, con un ejército de hombres dispuestos a
invadir España.
¿Por qué no morir librando
al mundo de un “socio absoluto de
Hitler”?- me habría dicho mi Abuela si yo se lo hubiera preguntado. Si hubiese
estado en Europa en 1944 , Ella habría sido parte de ese ejército. Pero, su
Padre llegó a Inglaterra luego de escapar de un campo de concentración franquista,
primero, y de un campo franco alemán, después. Me han contado que murió en Argentina en 1943,
viajando hacia un hospital en Córdoba, en el que se pretendía salvarlo de la
tuberculosis que se pescó en los campos de trabajo y exterminio.
Por este motivo Amo la novela “Inés y la alegría”. Conocí a muchos republicanos, comunistas,
socialistas, anarquistas y hasta a
miembros de la Acción Católica que abrazaron el Concilio Vaticano II con el
Alma y con su Vida que podrían haber estado en ese ejército.
Almudena nos presenta a Galán, parte de ese ejército de
valientes, quién cree que puede establecerse en Viella un gobierno republicano.
Luego claro, del día D y de la expulsión de los nazis alemanes.
También nos presenta a Inés, quién por su parte, escucha a
escondida Radio Pirenaica y se arma de valor al anunciarse la operación
Reconquista de España.
Almudena Grandes,
nacida en Madrid en 1960, ganó en 1989
el XI Premio Sonrisa Vertical con su
obra “Las edades de Lulú” y desde
entonces no deja de asombrarme con su inmenso talento.
Sus otras obras que recomiendo son: Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango y El corazón helado.
Todas han gozado del aplauso de público y crítica.
Un dato para compartir, mi Abuela Laura hacía torrijas y las continuo haciendo hacia
el final de su vida. Se las arregló para cantar mientras lavaba la ropa aunque
su padre murió en ese tren rumbo a Córdoba en brazos de mi Abuelo Ramón,
bisabuelo mío por parte de Madre. ¿Ramón
habrá recitado estos versos de Rafael Alberti a su Hermano ?
A pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;
Niebla, mi camarada,
Aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
En medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.
Si nadie rezo por él, cuyo nombre nunca me dijeron ni me
dirán, si debió morir en Gernika con todos los demás miembros de su familia y
si su suplicio justificó la Libertad de casi toda Europa menos de su amada
Euskadi en su nombre yo he de rezar
estos versos. Es mejor que una hipócrita oración repetida por alguien en una iglesia vacía.
Lía Olga Herrera Soto