martes, 17 de marzo de 2015

El Adversario y la Inmortalidad del Alma

    En el Génesis encontramos versículos que se refieren las creencias primitivas hebreas por las cuales el Alma no es Inmortal, y de ello surge la religión con el objetivo de establecer una relación privilegiada entre la Humanidad y Dios.
   La Inmortalidad del Alma como Dogma se presenta tardíamente entre Nuestro Hermanos Mayores y después de discutir mucho con la ortodoxia sacerdotal. En los tiempos de Jesús, sólo los fariseos y los esenios admitían esta característica del Alma.
   Jesús, por su parte, vino a reafirmar los pactos del Padre  con Nosotros, y Nosotros, todos Nosotros como seres factibles lo condenamos al Sacrifico.
    El Cordero Sacrificado descendió a los Infiernos. Imaginen la cara que pudo haber puesto Satanás al verlo llegar... luego, mediante el Acto de Arrepentimiento, todo Ser Humano fue liberado de las Cadenas del Mal.
    ¿Qué hizo el Adversario entonces? Tentar al Hombre, débil víctima de su orgullo, aún capaz de dilapidar su Libre Albedrío.
     Todas las Biblias Cristianas son parecidas, más allá de las diferencias de Ritos y Dogmas, el problema del Mal en ellas esta simplificado.  Por un lado, los Judíos fieles a la Alianza celebrada con el Dios Eterno representan el Bien; por el otro lado, los Judíos  que no son fieles a la Alianza  y los Pueblos Paganos, representan el Mal.
   Y para los Cristianos llega Jesús, el Hijo del Hombre, El que es El que es, a patear el tablero. Se sacrifica por todos Nosotros y Satanás se queda jodido, condenado a tentar al Hombre a cada instante mediante la Violencia, la Corrupción y la Guerra.
     Y Nosotros, pobres ignorantes, perdemos porque desconocemos lo importante; "De nada sirve arrepentirse de la boca para afuera porque Nuestro Padre,quién es Hijo y Espíritu Santo, nos dijo que el árbol se conoce por su fruto".
   ¿Cómo fructificamos? ¿ Cómo subsanamos nuestros errores? ¿Cómo resistimos al Adversario?  Sin preguntarnos sobre estas cuestiones, sin buscar las respuestas en el Fondo del Alma no perderemos la Inmortalidad, pero estaremos condenados a malgastarla aquí y en el más allá.
Lía Olga Herrera Soto
     
    

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