miércoles, 27 de julio de 2016

La Fotografía en la Argentina (1845 - 2005) curada por Abel Alexander

“La historia de la fotografía está en la intimidad de las casas de familia, dentro de los cajones de los muebles de sus habitantes”, afirmó Abel Alexander, historiador de la fotografía, director de la Asociación Latinoamericana de la Historia de la Fotografía y asesor de la fototeca de la Biblioteca Nacional se constituye en Maestro y Referente.



La muestra “La Fotografía en la Argentina (1845-2005)”  levantada en el Centro Cultural Dr. Alberto Rougés, en la Ciudad de Tucumán cuyo curador es Abel Alexander recorrerá parte de nuestro país con motivo del Bicentenario de la Independencia.


Le felicitamos por dicha muestra en laque pueden disfrutarse  desde la única foto tomada a Nuestro Libertador José de San Martín en 1848, a las imágenes de la semana Trágica de 1919,  hasta la  famosa imagen del 17 de octubre de 1945 llamada “Las patas en la fuente”, entre otras.


Desde la Fototeca y Junta de Estudios Históricos de Marcos Paz coincidimos con el Sr. Alexander  en que; “Hay que hacer un llamamiento tanto a profesionales como a aficionados para que cuiden sus fotografías y sus archivos fotográficos de familia”
Gracias Abel Alexander!! Nos enorgullece de tenerlo como Referente y Maestro, Miembro Correspondiente de nuestra Junta de Estudios Históricos de Marcos Paz.

Lía  Olga  Herrera  Soto


lunes, 25 de julio de 2016

Abel Alexander, Historiador de la Fotografía

Existen hombres imprescindibles que en un tiempo determinado con su lucha cotidiana engrandecen la Patria perseverando en el estudio y el trabajo. 
Abel Alexander es uno de Ellos porque, un hombre como el Sr. Alexander, historiador de la fotografía, director de la Asociación Latinoamericana de la Historia de la Fotografía y asesor de la fototeca de la Biblioteca Nacional se constituye en Maestro y Referente.  
Dedicado durante años al rescate de la Historia fotográfica de nuestro país fue entrevistado por la revista Contrastes. 
En ella, el Sr. Alexander afirmó “La fotografía argentina está en pañales”.  
Justo es que se escuché su voz y su consejo. Lo felicitamos de corazón y les recomendamos leer  la entrevista en la revista Contraste en su número 17 correspondiente a los meses de junio y julio de 2016 respectivamente.
En la nota explica el Sr. Alexander “Las fotos de familia son patrimonio histórico porque muestran la historia social del país a través de la vida cotidiana”. 
Además sostiene que,  “Hay que hacer un llamamiento tanto a profesionales como a aficionados para que cuiden sus fotografías y sus archivos fotográficos de familia”. 
Gracias Abel Alexander!! Su labor visionaria ha calado profundamente en cada miembro de la Fototeca y de la Junta de Estudios de Marcos Paz, la cual se enorgullece de tenerlo como Miembro Correspondiente.
Lía  Olga  Herrera  Soto

ARQUEOLOGÍA LECTORA: Atala, Rene y Las aventuras del último Abencerraje de Vizconde de Chateubriand

Fluctuat Nec Mergitur

NAVEGA SIN SER NUNCA SUMERGIDO

   El libro de esta semana es un compendio de tres libros cuya versión fue publicada en España desde 1803 en adelante. Son los  textos de François Rene Vizconde de Chateaubriand conocidos como  Atala, René y Las aventuras del último Abencerraje.
   Es la obra Atala de la cual quiero hablarles especialmente. El erudito P. Grases (1954) estudió la influencia de Chateaubriand en la literatura romántica hispanoamericana, señalando que “la repercusión literaria de Atala en Hispanoamérica es impresionante” indicando también esas repercusiones.



    En definitiva, es una obra clave en la recepción de Chateaubriand como autor de calidad en todo el ámbito hispano. El problema es que cuando tomo el libro de 1908 para leerlo yo no lo sabía.
    Son muchas las oportunidades de crecimiento en mis Arqueologías lectoras. Seamos sinceros, uno no lo sabe todo. Por otra parte, el desconocimiento de los siglos anteriores y de la Gran Literatura Universal no es exclusivo de los jóvenes.
     Para Montesinos; Atala constituyó «sin disputa uno de los libros de más éxito del siglo”, pieza clave en la difusión de las ideas románticas en la Península Ibérica y en América.
     Siendo reiterativa, a mí me gustó la tapa del libro y el prólogo del querido François Rene en el cual cuenta su viaje a los Estados Unidos y la terrible persecución de la cual es víctima su familia. Chateaubriand fue marcado por su estancia en América, entre el 10 de julio y el 10 de diciembre de 1791. 
Su libro Atala recoge la idea de la religión como fuente de sensibilidad, asociada a la naturaleza exótica, bárbara incluso, del Nuevo Mundo y la melancolía y las pasiones.
Chateaubriand  esbozó primeramente la novela durante su estancia en Londres, cuando se refugió durante la Revolución Francesa. Luego, lo remodeló para englobarlo en Le génie du christianisme, como ilustración del capítulo Harmonie de la religion chrétienne avec les scènes de la nature et les passions du cœur humain”; sin embargo, Atala fue publicada en 1801.


Atala es un relato del viejo indio Chactas, miembro de la tribu de los Natchez, a René, hombre exiliado  en Luisiana, en el siglo XVIII. Chactas a los 19 años se había enamorado de una india cristiana llamada Atala. Pero la joven pertenece a una tribu enemiga de los Natchez. Aún así, debido a su cristianismo Atala salva a Chactas de una muerte segura al ser tomado prisionero.
    El amor entre Atala y Chactas es imposible a pesar de la actuación del padre Aubry, un misionero que quiere casarlos, sin embargo, no puedo decirles más para no spolear o pinchar el globito como decimos en Argentina.
    Algo sabía Chateaubriand sobre el Amor. Sus obras se vuelven a leer hoy, debido al auge de los matrimonios mixtos, que en el siglo XIX eran imposibles. Claro que el matrimonio entre cristianos y musulmanes sigue siendo penado en muchos países.  
    Las Mujeres siguen siendo maltratadas y asesinadas en todo el planeta, ya sea por la Violencia machista, por la política de  extremistas y por la opresión económica.
    Me gustó mucho la obra.  Tiene el sabor del Amor capaz de vencer a la Muerte…y eso es mucho, en el siglo XIX y en la Eternidad.
Lía Olga Herrera Soto

jueves, 21 de julio de 2016

Vizconde de Chateaubriand III: Su Vida Política

Vizconde de Chateaubriand sirvió durante el reinado de Luis XVIII siendo embajador primero en Berlín (1821) y luego en  Londres (1822). Una trivialidad, fue en esta época en la cual su cocinero inventó la preparación del filete que lleva su nombre. Una realidad, el Vizconde adoraba a Madame Récamier.

Chateaubriand llegó a ejercer el cargo de Ministro de Asuntos Exteriores (28 de diciembre de 1822 al 4 de agosto de 1824).
“Del realismo moderado había pasado a formar parte del partido de los ultramonárquicos de cuyo periódico, Le Conservateur, fue director. No le ahorró críticas tampoco al monarca con la publicación de Monarchie selon la charte, en la que criticó la disolución de la Chambre introuvable, una cámara ultraconservadora que alentó el revanchismo sentando la base legal del Terror Blanco y a la que tuvo que poner freno el propio Rey”
A pesar de todo, Chateaubriand fue designado en 1822 como representante de Francia en el Congreso de Verona, desde el cual influyó para que la “Santa Alianza jugase la baza del restablecimiento del absolutismo en España tras el Trienio Liberal.
La labor del Vizconde obligó al Primer MinistroJoseph de Villèle, a enviar a Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, a España en la denominada expedición de los Cien Mil Hijos de San Luis, aun en contra de las posiciones de Inglaterra.
Carlos X nombró a Chateaubriand embajador en Roma en el año 1828 pero el Vizconde renunció ante la designación de Jules de Polignac como Primer Ministro.  Además, en 1830 se negó a jurar lealtad a Luis Felipe, dando por terminada  su vida política antes que perder sus principios.
Chateaubriand aprovechó su retiro para escribir sus Memorias de ultratumba, en francés Mémoires d'outre-tombe, publicadas a título póstumo entre los años 1848 y 1850. Esta obra se considera su trabajo más elaborado porque las  redactó durante cuarenta años.
Vizconde de Chateaubriand murió en París en 1848.  Fue enterrado en la isla de Grand-Bé, un lugar al que sólo puede accederse a pie desde Saint-Malo cuando baja la marea como solicitó expresamente en su testamento.
Lía Olga Herrera Soto

lunes, 18 de julio de 2016

Vizconde de Chateubriand II: Napoleón y el Totalitarismo

Chateaubriand se vio forzado a exiliarse en Londres, por la derrota de su ejercito sufrida en el año 1792, donde permanecería siete años. Durante el Reinado del Terror, se inspiró para escribir, Essai historique sur les Révolutions de 1797.
En esos años obtuvó fama y respeto entre los emigrados franceses. Se ganó la vida gracia a los ingresos producidos por sus publicaciones y las clases de francés que impartía entre la clase ociosa británica.
En 1802 adquirió una fama importantísima con El genio del cristianismo (Le Génie du Christianisme), una apología de la fe cristiana coincidente con el renacimiento religioso ocurrido en Francia al terminar la Revolución.
Chateaubriand se convirtió en uno más de los admiradores de Napoleón, con quien llegó a discutir sobre la política exterior del Imperio  y de la campaña militares, llevada a cabo en Egipto
La restauración del estado confesional a causa de la firma del Concordato con la Santa Sede, en el año 1801, permitió a Chateaubriand creer que,  se restauraba el orden anterior a la Revolución.
Napoleón le designó secretario de la delegación en Roma  y después Ministro de Francia en Le Valais. Este último cargo no fue aceptado por el Vizconde debido a la ejecución del duque de Enghien en 1804.
Una vez distanciado del poder Chateaubriand viajó, por Francia primero y, después, realizó un largo periplo que lo llevó a  GreciaJerusalén, el norte de África y España.
Dicen los expertos en su Vida y en su obra que: “Volvió a su tierra más convencido que nunca de su condena a la tiranía del emperador, en un giro que lo había llevado desde el realismo más trasnochado hacia posiciones cercanas al liberalismo”.
Escribió un articulo en Le Mercure de France.  Napoleón se sintió atacado y traicionado por el Vizconde, que debió refugiarse en su residencia de la Vallée-aux-Loups, en las cercanías de París. En dicho refugio escribió las crónicas de sus viajes en Itinéraire de Paris à Jérusalem en 1811.
Fue en 1811 cuando Chateaubriand fue elegido miembro de la Academia Francesa, en donde criticó el legado de la Revolución Francesa. Así,  volvió a enfurecer a Napoleón. No tuvo miedo y se pusó a escribir, en 1814, volvió a lanzar sus dardos contra el “Emperador” en su obra De Bonaparte et des Bourbons.
Después de la Caída del Imperio, Chateaubriand volvió a la política y sus opiniones ultramonárquicas le proporcionaron múltiples enemigos. “En el gobierno de los Cien Días fue Ministro de Estado y se convirtió en par de Francia. En esta cámara, votó la pena de muerte para el mariscal Ney en diciembre de 1815”.
Cuando Napoleón regresó desde la isla de Elba, Chateaubriand solicitó a Luis XVIII que permaneciera en el trono para enfentar a Napoleón, pero aquel huyó a Gante y, con él, Chateaubriand.
Lía Olga Herrera Soto


sábado, 16 de julio de 2016

Vizconde de Chateaubriand I : Revolución y Exilio

Su familia poseía un castillo en Combourg, por eso François – René Chateaubriand nació en Saint-Malo, Bretaña. En 1786 se alistó en el ejército. Fue un año trascendental para el joven ya que conoció a Luis XVI en la pompa y circunstancia de Versalles.

Chateaubriand había empezado a escribir se movíendose con soltura por los círculos literarios parisinos cuando en 1789, se produjó el estallido de la Revolución francesa.
Se decido a observar con atención los acontecimientos que se sucedían ese año Francois Rene se aplicó a anotar  los debates en la Asamblea Nacional. Pronto se mostró partidario de la monarquía constitucional y absolutamente contrario al proceso revolucionario. Miembros de su propia familia : su padre, su hermano, su cuñada y los padres de ésta fueron ejecutados por los revolucionarios.
Su hermana y su madre de la vieja aristocracia bretona murieron por el maltrato sufrido en la cárcel.  Él mismo fue perseguido. En un acto de valentía absoluta discutió con la turba revolucionaria que jugaba con La cabeza de su mejor amigo y logro recuperarla para enterrarla junto a su cuerpo. Al día de hoy es muy respetado en el mundo por quienes saben de su fidelidad y su coraje.
En 1791, huyendo de la Revolución, visitó durante unos meses EE. UU., donde tuvo oportunidad de conocer a George Washington  (la veracidad de dicho encuentro ha sido puesta en duda); pero esa estancia le inspiró varias novelas exóticas. 
Les Nátchez fue escrita en 1800 pero publicada en  1826,  Atala  se publicó en 1801,  René  en 1802 y Yemo  en 1805, una pequeña apología al antiguo dios semita Yemo, cuyo culto practicó su familia en forma secreta durante años. Describió de forma viva y realista la naturaleza del sur profundo de los Estados Unidos. Regresó a Francia, cuando supo de la decapitación de Luis XVI, para enrolarse en el ejército realista, L'Armée des Emigrés, siendo herido en Thionville.
Lía Olga Herrera Soto

lunes, 4 de julio de 2016

ARQUEOLOGÍA LECTORA: El Pabellón de Oro de Yukio Mishima

Nacido en Tokio, Japón en el año de 1925, Yukio Mishima pasó de ser un candidato sólido a ganar el Nobel de Literatura  (1968) a ser en la mirada del  lector poco menos que un “pobre loco”, ya que, se suicidó el 25 de noviembre de 1970.
Su obra autobiográfica “Confesiones de una máscara” publicada en 1979 revirtió un poco esta imagen que dejó el suicidio de Mishima en sus lectores occidentales.


Mishima fue un Alma torturada. Su obra se centra en temas como el amor y el despertar de la sexualidad. Su familia nunca aceptó  su propia  condición sexual y su padre le hizo sufrir muchísimo por ello.
Cuentan los días del tiempo que en 1944, poco después de la publicación de su primer libro, Yukio Mishima fue convocado por el Ejército para una misión suicida en la que finalmente no se le admitió.
Ese rechazo le hirió pues amaba a Japón más que a sí mismo, como todos los soldados que pensaban que hacían bien en luchar hasta la muerte por su Imperio y por su Emperador en la Segunda Guerra Mundial, cuya figura ustedes ya saben que me cae mal.


“El pabellón de oro”, obra publicada en 1956, se basa en el incendio de un famoso templo budista por un joven novicio. Mishima reconstruye ese hecho, analizando puntualmente la psiquis del joven novicio, llamado Mizoguchi en la obra.
“Mizoguchi, gracias a la bondad de un prior, es admitido en el monasterio del Rokuonji, al cual pertenece el Pabellón de Oro”. Adquiere por este último, un amor y una admiración enfermiza, viéndose impedido de adquirir cualquier otro afecto. “El descubrimiento de esta influencia paralizadora le llevará a odiar a su ídolo y a destruirlo para recobrar finalmente la libertad”.
El libro publicado en 1987 pertenece a la Biblioteca Seix Barral para Sudamericana – Planeta. Cuenta con 244 páginas brillantemente traducidas por Juan Marsé.
Siento que esta obra es ideal para leerla en este otoño. Además, puede buscarse la película biográfica Mishima, de Francis Ford Coppola, George Lucas y Paul Schrader en 1984.

Lía Olga Herrera Soto