
Luego de declarar la guerra a Berlín, Japón
invadió la base naval de Kiao Tcheou. Desde allí, influiría a la provincia
China de Chan-Toung.
Estados Unidos se preocupó. Tokio tranquilizó al
Presidente Woodrow Wilson, un Hombre de muchas Luces, asegurándose que no
deseaba controlar China.
Francia e Inglaterra pensaron que Japón podría
aliarse con ellas, enviando tropas a Europa. Japón las dejó pensar.
Es que el ejército francés estuvo en una
desesperada situación al inicio de la guerra.
Desde el 17 al 22 de agosto las
tropas rusas atacaron Prusia Oriental para darle oxígeno a sus aliados de
Francia. Los rusos obligaron a los alemanes a replegarse al río Vístula.
Berlín respondió inmediatamente. Envió al frente
a los generales Paul Von Hidenburg y a Erich Luderdorff, quienes contratacaron
en Tannenberg, Prusia Oriental.
Las tropas de Rusia, al mando del general
Aleksandr Samsonov, avanzaron hacia Berlín. Pero, no aseguraron las
comunicaciones con los dos cuerpos del ejército que defendían sus francos y
fueron cercados por los alemanes.
El 30 de agosto cuando los tropas de Rusia fueron derrotadas el general Samsonov, considerado uno de los hombres más valientes del Zár, se quitó la vida antes de rendirse ante un alemán.
Ese día los alemanes capturaron 100.000 soldados
rusos, mientras que, los austriacos tenían una dura batalla en sus manos. El 12
de septiembre de 1914, las tropas zaristas vencieron a los austriacos en Lvov.
Además, el imperio Austrohúngaro fracaso en su
intento de invadir Serbia, inicialmente, ocuparon Belgrado. Sin embargo, la
población reaccionó y sus tropas fueron rechazadas y sufrieron innumerables
bajas.
Lía Olga
Herrera Soto
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