Anoche dormí dos horas. Me mantuve despierta pensando en los muchos ancianos que me han enseñado cuando eran jóvenes y que ahora necesitan de mi presencia. Guardo en mi Alma un sagrado espacio para cada uno de Ellos, ya que, si no me hubiesen guiado yo no seria tal cual soy ahora. Todos de una forma u otra creían en algún Dios o en la Bondad Humana.
El Señor nos dijo que debíamos amarnos los unos a los otros. Sin embargo, ESTE MANDAMIENTO RARA VEZ SE CUMPLE.
Ayer, en toda la Cristiandad Católica se celebró el Domingo de Ramos con amplias y multitudinarias reuniones.
Mi mayor temor siempre es que las personas olviden al salir de la Iglesia lo que han aprendido o lo que han dicho que harían.
Por la tarde escuché a un rabino por televisión -en Argentina siempre podemos escuchar a un Rabí o a un Imán en la televisión pública y su palabra es tan válida como la de un sacerdote y siempre, siempre nos hace bien escucharla.
El Rabí hablaba de los tres mandamientos que según su entendimiento la Shoa (El Holocausto) ha enseñado a nuestra humanidad.
Primero, NO DEBEMOS SER PERPETRADORES; segundo, NO DEBEMOS SER VÍCTIMAS; y tercero, NO DEBEMOS SER TESTIGOS APACIBLES DEL MAL.
Eso me hizo pensar mucho en lo que leí de Martín Luther King cuando era estudiante, y en lo que escuché en sus inspiradoras cintas de archivos cuando me convertí en historiadora.
Hace dos días atrás, tres jóvenes de Acción Católica, una chica y dos chicos para ser exacta, querían invitar a un buen amigo mío chino a la celebración del Domingo de Ramos.
Obviamente me dieron el ramito de olivo y me pidieron que si no era molestia lo invite porque, seguramente a mí me aceptaría la invitación y a ellos tal vez no.
Yo fui a ver al hombre chino. Le conté cuando amo a Jesús, como entró victorioso a Jerusalén, como fue capturado por los Romanos y asesinado por la redención de nuestros pecados. Le expliqué lo más claramente posible que los católicos como nosotros creíamos que resucitó de entre los muertos y esa parte no logré que su alma científica la creyera. Pero en fin, le dije que el ramito representaba el triunfo del Bien sobre el Mal y mi amigo ama el Bien y aceptó el ramito de olivo con una sonrisa.
Esta mañana al salir de mi trabajo en la escuela vi como un hombre atropellaba con su automóvil a un pequeño perrito y escapaba. Me angustié al pensar que como atropelló al perrito y escapó también podría haberlo hecho con un niño.
Al instante media docena de personas socorrimos a la pobre criatura. Un Abuelito hermoso le masajeo el pecho al cachorro hasta revivirlo. ¡¡ Qué Genial el Abuelo estaba todo vestido de blanco como un Ángel!!
A una cuadra de donde fue el suceso fatídico hay una veterinaria. Gabriela es su nombre. Salió al rescate como una superheroína de Marvel y en un par de horas sabremos si el perrito sobrevivirá a no a sus heridas.
Me esperanza saber que mi gente no ha olvidado lo que prometió ayer. Si una persona hace un daño, muchos estamos dispuestos a trabajar para repararlo. Amar al otro es también amar al débil, al inocente, a quién o a que no puede defenderse.
El Padre Creador nos puso en este mundo para ganar con pequeños actos la Redención y el Paraíso. En este caso actuamos como custodios de la Tierra y sus criaturas. Somos parte del todo.
El hombre chino es serio, trabajador, circunspecto y anda buscando al dueño del perro con tenacidad por todas partes.
Las chicas de la escuela están utilizando Facebook , que puede servir para muchas cosas buenas, en su búsqueda del dueño.
Finalmente, yo conservo la esperanza de que el perrito se cure porque tanto amor nunca cae en saco roto.
Lía Olga Herrera Soto