Quiero conocer a la celeste criatura
que en tu alma habita furtiva y cruel.
¿Por qué no dejas que sea amparo en la lluvia?
Sabes muy bien. Sabes que si.
Nadie te amará como esta pobre ilusa
que a tu capricho se entrega
presa indefinidamente de ardiente locura.
Y parece que nada te conmueve.
El viento te atraviesa y no te toca.
¿Por qué no dejas que sea amparo en la lluvia?
Lía Olga Herrera Soto
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