fijamente los míos mirando.
La Ira de los dioses
me arrojó a tu lecho, amando.
trabajos de muchas Meiga,
bromas de Duendecillos celtas,
una maldita canción
emocionó a mi Afrodita.
El Sol se cubrió de estrellas.
Mis labios bebieron tu veneno.
Cuando el Cielo tembló con el Mar
un Espíritu fue Nuestro.
Lía Olga Herrera Soto
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