jueves, 17 de septiembre de 2015

Arqueología Lectora: Años Inolvidables de John Dos Passos

 Esta semana estoy abocada a la lectura del libro “Años Inolvidables” escrito por John Dos Passos cuyo título original “The best times an informal memoir” se conoció mundialmente, según tengo entendido, en el año de 1966.


  El ejemplar que en este momento guardan mis manos fue publicado por la Editorial Oveja Negra (Seix Barral) en 1984 porque la Dictadura Argentina (1976 - 1983) no quería ver a Dos Passos ni en pintura.
  Seguramente el brillante escritor estaría feliz por eso, ya que, odiaba los autoritarismos tanto de izquierda como de derecha aunque se paraba un paso más a la derecha del centro hacia el final de su vida. 
  Tiene el libro unas 256 páginas llenas de recuerdos. Es por demás interesante, ya que, estoy descubriendo al hombre detrás de la literatura.
  Me permite reforzar mi teoría de que el escritor debe ser autentico en cuanto a su palabra y su accionar. No se puede decir y escribir una cosa y hacer todo lo contrario.
  Tal vez por mi Educación Católica, tanto en mi hogar familiar como en mi escuela, Tengo la necesidad de creer en la existencia de las “misiones” y en los “deberes” que poco a poco los seres humanos han ido abandonando desde la seguna parte del Siglo XX.



  El libro comienza con una anécdota en la cual Dos Passos cuenta que estaba en el restaurante de MOSKOWITZ en el Lower East Side de New York y un hombre lo interrumpe para reprocharle que: “no se comporta como deben comportarse los escritores”.
  Estamos ahogándonos en el año 2015, entre noticias horrorosas de la Guerra en casi todas partes y enfermedades del Legionario. 
  Nos perdemos por las calles de las grandes ciudades, como en el final de la película Tron, la película original claro está.  Nos encontramos inmersos y somos uno más de  los circuitos de las computadoras.
  Además, siento que nos extraviamos en los medios de comunicación, estamos perdidos en las imágenes y de las poses políticamente correctas que son irreales como un espejismo. 
  Un hombre de cincuenta años me dijo que los jóvenes - ¿No es genial que me metiera en esa lista?- estamos “vistiendo Santos de Madera”.
  Por ese motivo agradezco la existencia de la literatura y en especial de los libros de John Dos Passos.
   Luego de sus peleas con Ernest Hemingway  por el asesinato de José Robles, un amigo en común durante la Guerra Civil Española, no me atrevería a considerar a Dos Passos como un “escritor popular”.  


 Para ser sincera me cae mal Hemingway después de analizar la desaparición de Robles, a quién puede verse en las fotografías superiores.       
  Argentina no ha olvidado a sus Desaparecidos y cierta parte de España y Hemingway con su Memoria Selectiva me dan alergia.
 Seguramente Dos Passos no habría coincidido con Norman Mailher o Marshall McLuhan en muchas cosas. Sin embargo, lo persivo como un Ser Humano auténtico.
 Se marchó de la Fiesta cuando se  volvió desquiciada. Tenía pactos firmados con las personas que amaba y respetaba y trató de honrarlos hasta el final de su vida, sin desfallecer ningún día.
   Por eso amo a John Dos Passos, por su fortaleza, su personalidad y su talento al escribir, definitivamente un Regalo o un Don de los Dioses.

Lía Olga Herrera Soto




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