martes, 2 de febrero de 2016

José Guadalupe Posada, el grabador más mejicano de todos

José Guadalupe Posada  nació en Aguascalientes, estado del corazón de Méjico, el 2 de febrero de 1851. Fue hijo de Petra Aguilar y Germán Posada.  En Vida realizó aproximadamente 15.000 grabados con buril en láminas de cinc, que luego eran clavados en tacos de madera, dejando testimonio de la política mejicana y de los idas y vueltas de su conflictiva historia.
Este brillante grabador ilustró historias de crímenes,  fusilamientos e incendios, así como también, poemas y canciones populares para las ediciones de Antonio Vanegas Arroyo.
Es que en Aguascalientes aprendió el oficio de litógrafo con D. Trinidad Pedroza. Además, trabajó y dirigió una escuela en la ciudad de León desde 1873 a 1887, año en que se traslado a la capital mejicana.
En 1873 contrajo matrimonio con María de Jesús Vela en 1875. Al año siguiente le compró la imprenta a Trinidad Pedroza. Sin embargo, su único hijo nació fuera del matrimonio. Lamentablemente, falleció siendo una joven promesa para  el arte mejicano.
 De 1875 a 1888 continuó colaborando para varios periódicos de León, entre ellos “La Gacetilla”, “El Pueblo Caótico” y “La Educación”.
 Logró sobrevivir a la fuerte inundación de León ocurrida el 18 de junio de 1888, publicó varias litografías que representan la tragedia en la cual se hallaron más de doscientos cincuenta cadáveres y se reportaron más de mil cuatrocientas personas desaparecidas.
 A finales de 1888 se trasladó a la Ciudad de México, en donde aprendió el oficio de técnicas de grabado en plomo y zinc. Colaboró para el periódico “La Patria Ilustrada” y la “Revista de México” hasta los primeros meses de 1890.
José Guadalupe Posadas ilustró con sus caricaturas los periódicos opositores al gobierno de Porfirio Diaz: “Argos”, “El Ahuizote” y “El hijo del Ahuizote”.  Publicó “corridos”, que llegaban a los más apartados sitios de Méjico. 
En ellos el hombre común aprendía de memoria letra y música que se  cantaba en las fiestas populares, en las pulperías y mercado acompañado de guitarras.
Diego Rivera, le conoció siendo niño, pues pasaba por los talleres de grabador. Bertrán D. Wolfe, biógrafo del Maestro Rivera, afirma que éste le reconoció como su único maestro.
Carletón Beals escribió de José Guadalupe Posada: “integró en su arte el alma trágica y humorística de su pueblo”.  
José Guadalupe Posada  nació al cielo en 1913. Con sus corridos y calaveras iluminó el Alma de Méjico que a su vez le dieron Esencia a sí mismo. 

Lía Olga Herrera Soto

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