A mediados de Mayo de 1810, una fragata inglesa trajo noticias de Europa al Virreynato de Buenos Aires como dicen los antiguos días.
Los franceses guiados por Napoleón Bonaparte habían completado la ocupación del territorio español. La Junta de Sevilla había sido destruida, nadie gobernaba ya en nombre del rey Fernando VII.
Fue toda una conmoción porque los Criollos no querían saber nada con el Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.
Clandestinamente, los Patriotas se reunieron la noche del 19 de mayo de 1810 en la casa de Rodriguéz Peña, familia trascendental a mi parecer en la historia del siglo XIX y XX de la Argentina.
Belgrano, Castelli, Paso, Beruti y Viamonte estaban entre los Conjurados.
El jefe de Patricios Cornelio Saavedra, un tipo que después se volvió a España a servir al Rey no tiene mi afecto, dicen que estaba renuente en pero se apareció a ver que sacaba con todo el alboroto.
Aparentemente Saavedra afirmó que estaba dispuesto a sumarse a la rebelión y "a no perder ni una hora". Me da dolor de estomago alguna que otra representación en la que se lo pone como héroe porque después de la Revolución se arrastro ante el Rey de España y yo soy Republicana.
Se discutió mucho en lo de Rodríguez Peña. Algunos historiadores sostienen que se convino en solicitar un Cabildo Abierto.
Belgrano, a quien amo, y el mismo Saaavedra fueron enviados a entrevistarse con el alcalde Lezica, quien no tenía ni idea de la que le iba a llover, el 20 de mayo.
Había comenzado la semana que cambiaría nuestra historia para siempre.
Lía Olga Herrera Soto
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